24 noviembre 2009

Ética y estética de la violencia


1936- 1939 Tormenta sobre España (1) me ha hecho cuestionarme si las representaciones de extrema violencia son eficaces para provocar compasión y piedad, o si bajo  la intención de denuncia y la concienciación, esta exhibición de sangre y desmembramientos obedece a una pulsión sádica voyeur inconsciente que quiere llenar el ojo de horror:


 (Viñetas de "Un tiempo del Fuhrer", en AA.VV (2008): 1936-1939 Tormenta sobre España, Glénat, p 32-33)


En mi opinión, estas imágenes no provocan solidaridad ni nos ayudan a situarnos en el lugar de los mortificados. Son imágenes que obedecen a la estética escabrosa, morbosa y exhibicionista del cine de horror gore y cómics pulp, y que también comparten los medios de comunicación cuando exhiben imágenes de atentados, desmembramientos y muertes. Si bien es cierto que la guerra y la violencia produce estas imágenes horribles, el horror que reflejan tiene el poder de fascinación visual que hace que el producto que se nos venda sea atractivo-repulsivo y satisfaga nuestra pulsión voyeur sádica. Una estrategia perversa-inconsciente- de venta y seducción del ojo disfrazada de buenas intenciones conmemorativas.
 
REFERENCIAS:

19 noviembre 2009

¿Qué habría contado ella?


Pensando de nuevo sobre la entrada que hacía referencia a la historieta "Las cosas pequeñas" (1) de David Rubín, me pregunto si el autor consideró la posibilidad de entrevistar a su abuela e incluir su testimonio además del de su abuelo -que combatió en la guerra civil-. El hecho de que sólo aparezca el relato de su abuelo arrastra la presunción de que la guerra civil fue una experiencia protagonizada por hombres-soldado y que lo que puedan decir las mujeres sobre ella es de poco o ningún interés. ¿Entrevistó a su abuela ?  ¿Qué habría contado ella? Y en el caso de que faltaran en su relato  los disparos, las bombas y las trincheras... ¿No es de interés saber cómo vivió ella -indirectamente- las balas y las bombas en forma de espera de su marido e hijos, (si tuvo y fueron al frente)  si sufrió la escasez de alimentos, o si vivió el duelo por la muerte de sus seres cercanos?


REFERENCIAS:
AA.VV (2006): Nuestra guerra civil, Ariadna editorial.

12 noviembre 2009

Fracturas de la memoria: arte y pensamiento crítico

 
Me parece de gran interés este fragmento escrito por la crítica y ensayista chilena Nelly Richard en su libro publicado en 2007 "Fracturas de la memoria: arte y pensamiento crítico", Buenos Aires, editorial siglo XXI:


“¿Cómo manifestar el valor de la experiencia, de la materia vivida de lo singular, de lo contingente de lo testimoniable si las líneas de fuerza del consenso y del mercado estandarizaron las subjetividades y tecnologizaron los hablas, volviendo monocorde su expresión para que le cueste cada vez más a lo irreductiblemente singular del acontecimiento personal dislocar la uniformidad pasiva de la serie? ¿Dónde grabar lo más tembloroso del recuerdo si ya casi no quedan superficies de reinscripción sensible de la memoria donde trasladar ese recuerdo para salvarlo de la rudeza, de la mezquindad y de la indolencia de la comunicación ordinaria?”

"Hablar de superficies de inscripción sensible a la memoria es hablar de una escena de producción de lenguajes, de los medios expresivos para restaurar la facultad de pronunciar el sentido, poniendo el horror a distancia gracias a una mediación conceptual o figurativa capaz de desbrutalizar en algo la vivencia inmediata de los hechos. Sólo una escena de producción de lenguajes permite quebrar el silencio traumático de la no palabra cómplice del olvido y, además, salvarse de la repetición maníaco obsesiva del recuerdo, dotando a la memoria de los instrumentos reflexivos del desciframiento y de la interpretación para modificar la textura vivencial y la consistencia psíquica del drama. Imágenes y palabras, formas y conceptos, ayudan a trasladar la resignificación de la experiencia a planos de legibilidad donde la materia de lo vivido se hará parte de una comprensión de los hechos capaz de desnegrecer los nudos de la violencia que antes figuraban sin rostro ni expresión".

"Pero ¿a qué lengua recurrir para que el reclamo del pasado sea moralmente atendido como parte -interpeladora- de una narrativa social vigente, si casi todos los idiomas han ido reciclando sus léxicos en pasiva conformidad con el tono insensible -desafectivizado- de los medios de masas, y si estos medios de masas sólo administran la "pobreza de la experiencia" (Benjamin) de una actualidad tecnológica que no siente ni piedad ni compasión por la fragilidad y la precariedad de los restos de la memoria herida?"


(Richard, 2007: 147)