25 agosto 2009

La República en llamas




He elegido la última viñeta de la historieta Días de Rejones, escrita por Felipe Hernández Cava y dibujada por Laura, del libro Nuestra Guerra Civil (2006, Ariadna Editorial) para comentar el simbolismo de la imagen que nos sitúa ante el final de la II República española y el comienzo de la guerra civil. En la imagen vemos una figura femenina caída y rota en fragmentos, sosteniendo unos pliegos con la palabra "POLÍTICA", dibujada con un trazo seco, expresivo y sencillo que describe una figura sin color. Reconocemos la figura alegórica de la República, la Marianne, la madre de los precursores de la Revolución Francesa (1789) tocada con un gorro frigio; la misma que guiaba al pueblo en el cuadro de Delacroix. Sin embargo, en lugar de mostrarse corriendo hacia delante abriéndose paso entre las multitudes como en la pintura francesa, en la viñeta que nos ocupa, aparece a modo de estatua pétrea que acaba de ser derrumbada, sin color, sin vida. Al fondo de la figura rota en pedazos, vemos los tres colores representativos de la bandera republicana, cuya simbología remite a algunos hitos clave en la historia de nuestra democracia.

Los colores de la bandera española han variado a lo largo de nuestra historia. Tras la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), las elecciones convocadas resultan favorables para los republicanos y comienza la II República (1931-1939) que termina con la Guerra Civil (1936-1939). En la constitución de 1931 se hizo oficial una bandera tricolor: rojo, gualda y morado. El color rojo y gualda han sido colores tradicionalmente asociados con el régimen monárquico, antiguos colores de la bandera del reino de Aragón (que comprendía los territorios de las actuales Cataluña, Valencia, Mallorca y Aragón). Algunos autores dicen que la franja morada procede del color del pendón (bandera o estandarte) representativo del reino de Castilla que fue ondeado en la Revolución de las Comunidades de Castilla, en el siglo XVI. En la revuelta de los comuneros se agruparon un conjunto de ciudadanos que se oponían al régimen absolutista de Carlos I cuando éste puso su reino a merced de consejeros flamencos que presionaban a los castellanos una política fiscal abusiva de altos impuestos. Tras las protestas de los comuneros y su proyecto revolucionario, el color de su bandera quedó como símbolo de lucha del pueblo contra el imperialismo monárquico.

Otros autores nos hacen pensar sobre lo contingente de algunos símbolos y cómo el uso de un mismo color puede variar su significado en función de lo que representa, al hacerse emblema de ideologías muy distintas.
Jose Manuel Erbez nos habla del uso del morado en las banderas del Regimiento de Infantería de Castilla del siglo XVII (origen del actual Ejército español), en honor a su origen vinculado a un obispo castellano que la creó en tiempos de Fernando III. Teniendo en cuenta que en España la Iglesia y el Ejército han sido instituciones hermanas de gran poder económico y político, frente a las cuales se levantaron las protestas de clases populares e intelectuales que defendían una sociedad más justa (lo que desembocaría en la guerra civil), nos extraña que el carácter soberanista de la Iglesia-Ejército, con su ideología conservadora nacional-católica haya sido representado por el mismo color emblemático de los ideales progresistas y democráticos de los republicanos. Vemos que las luchas de poder quedan reflejadas en las diferentes significaciones y usos de los símbolos políticos; los símbolos mismos, su legitimidad y significado, se convierten en terreno a conquistar por el poder dominante.

Volviendo al color morado que aludía a las primeras comunidades que se organizaron de forma autónoma y democrática a partir del siglo XVI, cabe recordar que los valores que representaba la bandera republicana del siglo XX eran hermanos de los que sostenían aquellas comunidades. En teoría, la segunda república promulgaba grandes avances a la sociedad española: el laicismo, la lucha contra la injusticia social, la separación Iglesia Estado, el impulso de la educación, el sufragio universal sin distinción de sexo (promulgado por Clara Campoamor y Victoria Kent), y la promulgación de un “Estado Integral republicano” que reconocía la posibilidad de acceso a la autonomía para las regiones que lo desearan graduando las competencias que se les transfirieren. Sin embargo, los enfrentamientos violentos no cesaron, como la quema de iglesias y agresiones al periódico monárquico ABC, resultando decepcionante, agrio y contradictorio el gran proyecto prometedor.

Haciendo una rápida referencia al contexto político español de los años treinta, me parece ingenuo y simplificador dividir las ideologías políticas en dos colores representativos “puros” (azul y rojo), tan opuestos como el blanco y el negro. A pesar de que se formasen dos bloques principales de alianzas políticas claramente enfrentados, la derecha conservadora del Frente Nacional formada por los precursores del nacionalcatolicismo promulgado por la Iglesia y Ejército (simbolizado por el color azul), y la izquierda del Frente Popular simpatizantes de la República, formada por anarquistas, socialistas y comunistas (agrupados bajo el color rojo), entre el rojo y el azul encontramos diferentes gamas de ideologías lilas y púrpuras. Cabe mencionar la experiencia del que fuera elegido como presidente de la II República, Niceto Alcalá Zamora, como ministro del rey Alfonso XIII (recordemos que la ideología republicana se caracteriza por su rechazo a la monarquía), y el cargo del segundo presidente elegido en las elecciones de 1933, José María Gil Robles, como presidente de la Confederación de Derechas Autónomas (CEDA). España estaba dividida en cuanto al número de españoles que apoyaba a una y otra forma de pensamiento que promulgaban dos ideas muy diferentes de organización social y política; y en este complejo mapa de gradaciones y tonalidades ideológicas, estalló un conflicto que quemaría la ilusión del proyecto de la república por un largo tiempo de opresión.


NOTAS Y REFERENCIAS:
- Viñeta de la historieta "Días de Rejones", con guión de Felipe Hernández Cava, dibujado por Laura, el en libro de AA.VV, (2006): Nuestra Guerra Civil, Ariadna Editorial.
-"Algunas consideraciones en torno al adjetivo comunero", artículo escrito por el ensayista Anselmo Carretero.
-“La tricolor. Breve historia de la bandera republicana”, artículo escrito por José Manuel Erbez.
-"A los 75 años de la República española", artículo escrito por el catedrático de Historia Contemporánea Antonio Barragán Moriana.
- Marianne y la divisa de la República, desde la página del gobierno francés.

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