28 agosto 2009

Las mujeres en la república


“La Constitución de 1931 fue la primera que consagró el principio de igualdad del hombre y la mujer ante la ley. El artículo 25 de la Constitución de 1931 declaraba que el sexo no podía ser fundamento de privilegio jurídico; más adelante, el artículo 40 trataba de la admisión de todos los ciudadanos, sin distinción de sexo, en los empleos y cargos públicos u el artículo 46 señalaba la obligación del Estado de regular el trabajo de las mujeres y proteger la maternidad. También se elaboró una ley de divorcio que fue aprobada en 1932. El derecho al voto para las mujeres fue uno de los más debatidos por el Parlamento republicano, tan defendido por Clara Campoamor.

En realidad, el marco legar republicano cambió poco la vida de las mujeres: el derecho al trabajo remunerado se encontraba limitado por las obligaciones familiares y domésticas, establecidas en la división genérica del trabajo. El matrimonio seguía siendo una barrera para el trabajo remunerado, y la remuneración de las trabajadoras era claramente inferior a la de los hombres. Un sector muy feminizado era el de magisterio, muchas de las maestras colaboraron en los proyectos educativos de la república al sustituir al profesorado religioso que fue apartado de la educación tras la controvertida ley de Congregaciones Religiosas de 1933.

Muchas mujeres se incorporaron a la lucha política. Surgieron asociaciones femeninas de derechas que trataron de usar a las mujeres en defensa de la familia, la propiedad y la iglesia. Surgieron la Asociación Femenina de Acción Popular y la Sección Femenina de la Falange, dedicada a servir a la organización de la CEDA (los hombres de Acción Popular) bajo los valores de “sumisión y abnegación”. En cuanto a las asociaciones de mujeres de izquierdas, nació “Mujeres Antifascistas”, promovida por el Partido Comunista para luchar por la democracia frente al fascismo, además de por la defensa de los derechos de las mujeres, que en 1936 llegó a tener hasta 50.000 militantes por toda España. Dirigido por Dolores Ibárruri, La Pasionaria, reivindicaba el derecho al trabajo, la protección de la madre, el derecho al aborto y el derecho a ocupar cargos públicos y políticos en competencia con los hombres. Algunas mujeres activistas fueron Matilde Cantos, Victoria Kent, Margarita Nelken, Emilia Elías y Encarnación Fuyola. En torno a la publicación “Mujeres Libres”, surgida en 1936, se unieron Lucía Sánchez Saornil, Mercedes Comaposada y Amparo Poch para mejorar la educación y la cultura de las mujeres, con ideas anarquistas.

En resumen, la incorporación de las mujeres a la vida pública durante el período republicano posibilitó un cambio de relaciones de género en el ámbito familiar, pues dio a las mujeres posibilidades de independencia económica y personal al alejarlas, parcialmente, del dominio patriarcal familiar. Sin embargo, no se cuestiona todavía la división del trabajo según el género en el ámbito familiar; según esta división, el papel fundamental de la mujer seguía estando en el hogar, como madre, esposa o hija. El resultado adverso de la guerra para los republicanos cortó radicalmente estas incipientes transformaciones en la situación de las mujeres españolas. Las mujeres más destacadas por su actividad política sufrieron la represión, la cárcel o el exilio”

Domínguez Prats, Pilar (1988): La Segunda República, en: Anderson, Bonnie S.; Zinnser, Judith P., Historia de las Mujeres. Una historia propia, Crítica, Barcelona, pg 1184.

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