11 septiembre 2009

El infierno nazi: los campos de concentración


 (Viñeta de la historieta Mi tío, que estuvo en el infierno, con guión de Jose Luis García Almoraza y dibujo de Ricardo Olivera Almozara, Fritz, en el libro Nuestra Guerra Civil, 2006, Ariadna Editorial)


La historieta escrita por José Luís García Almozara, primo del dibujante Fritz (Ricardo Olivera Almozara) nos acerca a la intranquilidad de una familia que espera noticias de uno de sus seres queridos, cuyo paradero no fue conocido hasta que no pasaron más de veinte años después de su desaparición. Mi tío, que estuvo en el infierno nos presenta al padre del guionista y tío del dibujante, que tras combatir en la guerra civil con la División 43 (defensora de la II República española), fue herido y dada la superioridad del ejército nacional, tuvo que exiliarse en Francia, donde fue recluido en el campo de prisioneros de Argéles-Sur-Mer. Allí, José Luís Almozara coincidió con su hermano Rosendo que intentó animarle a volver a España, cosa que Pepe no hizo por el temor a las represalias por haber combatido a favor de la II República. En las viñetas de esta historieta que he seleccionado, vemos cómo las mujeres sufren las amenazas de los poderosos debido a la afiliación política de sus seres queridos, cuya ideología podía estar o no en consonancia con la de las mujeres que, en silencio, habían de sufrir en sus cuerpos las consecuencias de ser madres, hermanas o hijas de los opositores





(Viñeta de la historieta Mi tío, que estuvo en el infierno, con guión de Jose Luis García Almoraza y dibujo de Ricardo Olivera Almozara, Fritz, en el libro Nuestra Guerra Civil, 2006, Ariadna Editorial)


La historieta continúa con el traslado en condiciones infrahumanas del protagonista al campo de concentración de Mauthausen. Según el texto de Ángel del Río que precede la historieta, los prisioneros republicanos fueron declarados “rotspaniers” (rojos españoles) y fueron deportados al campo de exterminio de Mauthausen, ubicado en Austria. Entonces, el gobierno de Franco negó la condición de españoles a los republicanos e impidió toda posibilidad de repatriación. Mauthausen era un campo de no retorno cuya función era exterminar a los opositores del régimen nazi mediante la muerte en la cámara de gas, inyecciones letales y aplicación sistemática de prácticas de tortura y trabajos forzados que terminaban con la salud y los cuerpos de los presos. La vida en el campo de concentración se reducía a supervivencia en condiciones extremas de hacinamiento, hambre, enfermedad, humillación, tortura y degradación, pero Ángel del Río nos recuerda que la unión de los republicanos antifascistas consiguió crear lazos de solidaridad y resistencia que posibilitaron la supervivencia de los que han vivido para contarlo. José Luís Almozara fue trasladado primero al campo de concentración de Gusen donde murieron otros 200.000 reclusos de diferentes nacionalidades y después, al Castillo de Hartheim, “el célebre centro de eliminación sistemática de discapacitados físicos e intelectuales indignos de vivir, el castillo del horror donde utilizaron a personas para sádicos e inhumanos experimentos médicos”.Los trazos claros con que Frtiz narra la experiencia perdida de su tío, en ese fondo oscuro de horror y olvido, iluminan la memoria de la vida de Pepe, que como tantos otros republicanos, murieron por sus ideales políticos, historias que nos conmueven y nos hacen conscientes de la inconmensurable barbarie nazi.

Es muy difícil de entender el mal que subyace en todo intento de opresión y subyugación del otro, de su diferencia y su alteridad. Resulta muy difícil entender el antisemitismo, el racismo y el sexismo que han sostenido los totalitarismos, quizás porque son irracionalmente oscuros y están cargados de un odio tan humano como inhumano. O quizás sea más sencillo y menos apasionado, y como piensa Hannah Arendt, la banalización del mal es consecuencia de la incapacidad de pensar desde otro punto de vista, de la incapacidad de tener en cuenta al otro y permanecer en un discurso único. El feminismo señala el patriarcado como origen del dominio del hombre blanco heterosexual sobre las mujeres y las personas de otras razas para mantener su superioridad, además de la dominación del pensamiento único, y relacionan el patriarcado con el racismo, el sexismo y el nazismo. Aún así, me parece que la noción del sistema de poder del patriarcado no acaba de explicar la cuestión del mal que asienta sus raíces en la violencia sexista y racista. En la actualidad vemos que las ansias de poder a costa de la vida humana no son fenómeno exclusivamente propio de los totalitarismos fascistas, recordemos la reciente masacre de Palestina por el Estado de Israel, o la guerra de Irak y tantas otras políticas económicas y sociales que comprenden violencias de baja intensidad y cuyo efecto opresor en nuestras vidas no sería identificable si no aprendemos a identificar los agentes de opresión y nuestros posibles mecanismos de acción y resistencia.


NOTAS Y REFERENCIAS:

- El término "patriarcado" puede consultarse en el diccionario ideológico feminista de Victoria Suau.
- La cuestión del mal puede relacionarse directamente con uno de los males más presentes en los medios y en la conciencia social actualmente: la violencia sexista. Sobre este tema me parece interesante el artículo "La violencia contra las mujeres como mal radical", de Gloria M. Comesaña Santalices (Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, 2006).

- Sobre las evoluciones de los diferentes feminismos y el valor del respeto por las diferencias ante el riesgo totalitario de la homogeneización en el discurso igualitario, me parece interesante la lectura del artículo "Alrededor de la identidad, las luchas políticas del presente", escrito por Mabel Bellucci y Flavio Rapisardi (Revista Nueva Sociedad, 1999).

2 comentarios:

Fritz dijo...

Hola, soy Fritz, el autor de "Mi tío, que estuvo en el infierno".

Quisiera aclarar un par de detalles:

-El guión de esta historieta es mío, y no de mi primo José Luis, aunque él me facilitó gran cantidad de información, sin la cual no habría podido contar esta historia.

-Mi tío Pepe no era el padre de José Luis, si no el hermano mayor de su madre y de la mía. Ambos nacimos muchos años después de que ocurriesen estos trágicos sucesos.

Los detalles de esta historia de lo que nos contaban nuestras madres y de las indagaciones que José Luis ha realizado en los últimos años.

Por lo demás, me parece un excelente artículo, y agradezco las buenas críticas hacia mi trabajo.

Marta Madrid dijo...

Le agradezco muchísimo las aclaraciones, Fritz. Es fácil equivocarse en el arbol genealógico de los autores y el papel de cada uno cuando se comparte la autoría de una obra -y cuando se escribe con el tiempo en los talones-. Mis disculpas por no haberme tomado el tiempo de aclarar esto con con el autor. Pronto incluiré entrevistas en este estudio y podré evitar esas confusiones. Espero poder contactar con usted más adelante ¡Muchas gracias por su colaboración!